mayo 15, 2007

La tercera profecía maya


En la Primera Profecía, los mayas afirman que el Universo tiene ciclos, vale decir, períodos de tiempo que comienzan y terminan, como el día y la noche. Según ellos, actualmente, nos encontramos al final de un ciclo, en un período de transformación llamado “El Tiempo del No - Tiempo”, que terminará el sábado 22 de diciembre de 2012, oportunidad en la cual, se habrá cambiado, por completo, al Planeta y a la humanidad o, si se quiere, a la Morada y sus moradores”. Esta Profecía afirma que el Sistema Solar se desplaza en una elipse, que lo aleja y lo acerca al centro de la Galaxia, de donde, cada 5125 años, recibe un “rayo sincronizador”. Es como el “latir lumínico” del corazón de la Galaxia, que palpita para sincronizar a todos los seres vivos del Universo, aumentando, periódicamente, su nivel de vibración, conduciéndonos a una mayor armonía. Los mayas predijeron que, el miércoles 11 de agosto de 1999, la Luna eclipsaría al Sol y, los Planetas del Sistema Solar se alinearían para reflejar la energía hacia la Tierra, acelerando fuertemente, todo el proceso de transformación.

En la Segunda Profecía, los mayas dicen que, al aumentar la frecuencia de vibración del Planeta, su latido y nuestras células que también vibran permanentemente, tratan de sincronizarse armónicamente, con el nuevo ritmo de vibración. Las células tratan de balancearse con el Planeta, produciendo enormes cambios en el comportamiento de los hombres. En este “Tiempo del No - Tiempo”, vale decir, durante estos últimos 20 años antes de la conclusión del presente ciclo (1992 – 2012), el hombre se enfrentará a sus miedos, a sus angustias, a lo que lo hace sufrir, a lo que no lo deja ser feliz, a todas sus vibraciones bajas para sanarlas y poder así vibrar más alto con el Planeta y con el Universo. El miedo, el odio, la agresión y la intolerancia, producen vibraciones bajas, mientras que, el amor, la paz, la comprensión, así como el respeto por todo lo que existe, producen vibraciones altas.

La Tercera Profecía nos dice que el Sol aumentará la cantidad y la intensidad de las erupciones solares, lo que también contribuirá a producir un aumento en la temperatura del Planeta. Los mayas estudiaron principalmente, el comportamiento del Sol. Sabían que este Astro produce la luz y los ciclos que hacen posible, la vida en la Tierra. Sus estudios son la base de las Profecías acerca de los tiempos que vivimos, y que hablan de cambios en el Sol. Nuestros científicos actuales, tienen varios satélites dedicados exclusivamente, a estudiar el Sol, una de las 100 millones de estrellas de nuestra Galaxia. El Sol tiene ciclos que cambia sus niveles de actividad, cada 11 años, rotando sobre su eje, una vez cada 27 días. Hoy sabemos que nuestro Sol contiene el 99,8% de la masa del Sistema Solar. No es un cuerpo sólido como la Tierra, ya que principalmente, está compuesto de gases. El 75% es Hidrógeno, el cual, permanentemente se convierte en Helio, a través de una reacción de fusión nuclear llevada a cabo, a altísimas temperaturas en su núcleo. Al hacerlo, produce una enorme cantidad de energía en forma de radiaciones y partículas que irradia hacia fuera, hacia su superficie, hacia el Sistema Solar. Emite radiaciones de onda corta como los rayos X, los rayos ultravioleta, la luz visible y la radiación infrarroja de calor. Asimismo, este Sol emite partículas de plasma de Hidrógeno y Helio llamadas “viento solar”, las cuales salen disparadas en chorro parecido al que produce un aspersor de agua.

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